Product Management: cuándo empieza en la Metodología Lean
La gestión de producto empieza justo cuando empiezas a validar tu modelo e idea de negocio a través de MVPs
Como ya vimos en post anteriores, el objetivo de la metodología Lean es conseguir el éxito de un producto minimizando el riesgo y el consumo de presupuesto hasta llegar a la fase de escalado en ventas. En la fase de Customer Validation, lo que vamos buscando es validar que existe un problema y una mejor forma de resolverlo. Esa “mejor forma de resolverlo” es cómo enfocamos nuestro producto y sus funcionalidades. Es decir, el objetivo de la metodología Lean es encontrar la mejor experiencia de usuario para un producto que resuelva un problema que merezca la pena ser resuelto.
Cuándo comienza el Desarrollo de Producto
El desarrollo del producto comienza con los experimentos. En los modelos tradicionales, se realizaba una especificación funcional del producto y se implementaba. Bien, con esta nueva filosofía, la especificación funcional del producto “se busca” mediante tests con clientes. Pero estos tests tienen que fundamentarse sobre “algo”. Este “algo” son los MVP, Producto Mínimo Viable.
Es en este momento, cuando empieza el desarrollo de nuestro producto. Paralelizamos el Customer Development con el Product Development. Lo que es lo mismo, el Product Management no es más que la definición y mantenimiento del ciclo de vida de un producto llevándolo hacia lo que los clientes realmente necesitan.
En la figura se muestra cómo los diferentes MVP desarrollados “alimentan” el roadmap funcional de nuestro producto. Los MVP nos permite validar funciones y aspectos del producto que serán amados o rechazados por nuestros clientes. Y este ciclo es infinito. Si el producto está vivo, evoluciona, incorpora nuevas funcionalidades, estarán en continuo proceso de Customer Development para implementar sólo aquello por los que los clientes estén dispuestos a pagar, es decir, por aquello que aporte valor.
¿Cómo determinamos cuáles son las siguientes funcionalidades a incluir en nuestro producto? Bien, este el propio proceso de Customer Development. Algunas funcionalidades se nos ocurrirán de manera natural, otras las reclamarán los propios usuarios. Todas ellas hemos de incluirlas como hipótesis en nuestra propuesta de valor y validar su veracidad a través de experimentos e ir construyendo un roadmap de producto adecuado y con bajo riesgo.
Obviamente, cuando hemos llegado a la fase de escalado, la incertidumbre sobre el producto es mínima y los incrementales de funcionalidad acumulan menos riesgo, pero ojo con las revoluciones introduciendo un número muy elevado de cambios funcionales. Estas revoluciones requerirían de un proceso de Customer Development casi tan exhaustivo como si estuviésemos diseñando un nuevo producto.
¿Y cómo gestiono el roadmap de producto?
Ante este paradigma de agilidad en el descubrimiento de la funcionalidad adecuada (y no sólo funcionalidad, también segmentos de mercado), ¿qué metodologías de desarrollo son las más adecuadas? Sin duda, las metodologías de gestión de ágiles.
Las metodologías ágiles permiten la incorporación de nuevas funcionalidades (historias de usuario) a lo largo del ciclo de vida del producto. Cada sprint aborda la implementación y testing de una o varias funcionalidades, yendo más allá del clásico desarrollo en V.
El proceso de desarrollo se imbricaciones directamente con el proceso de Customer Development:
Cada nueva función a incorporar se establece como una nueva hipótesis de solución que resuelve un problema determinado. Para buscar el ajuste problema-solución construimos los tests con los _mediremos_la respuesta de los clientes para _aprender_lo que realmente les duele y cómo resolverlo. Si dichas hipótesis se validan, pasarán a formar parte del roadmap de nuestro producto, por el contrario, no malgastaremos esfuerzos en desarrollar algo que no se va a usar y nos centraremos en una nueva funcionalidad.
Una vez que nuestra funcionalidad entra en roadmap, comienza el ciclo de desarrollo ágil de la misma:
- Definimos y diseñamos la historia de usuario que dará vida a esa nueva funcionalidad,
- La implementamos,
- La testamos y, por último,
- La liberamos para el uso de los clientes.
Habitualmente, los propios tests que diseñamos para la validación, requieren de la implementación de un MVP que aportará al cliente el valor que buscamos con dicha funcionalidad. Esta implementación, se traduce a una historia de usuario (mucho más liviana que “su hermana” validada) para su implementación y publicación para lo usuarios.
La metodología ágil, nos permite, en un mismo sprint de desarrollo, compaginar la implementación de funcionalidades validadas, que tendrán una implementación más sólida, con la implementación de MVPs para la validación de nuevas hipótesis de nuestro producto.
Gestión del Desarrollo
Esta parte queda un poco más lejana a los procesos de validación de hipótesis que hemos venido contando en el blog, pero ¿cómo es la gestión típica en un desarrollo ágil?
De manera extremadamente simplificada, tendríamos un Backlog (es decir una lista) de funcionalidades a implementar que iremos planificando en el tiempo para su desarrollo. Cuando éstas son planificadas, su estado pasaría a Ongoing (en curso) hasta su finalización. Asumimos que una funcionalidad, representada por una historia de usuario, está finalizada cuando ha pasado por un proceso de pruebas (Quality Assurance) que evidencia que la funcionalidad es madura y está lista para ser usada por los clientes. Cuando este proceso ha finalizado, la funcionalidad pasa al estado Done y está lista para su publicación. Este proceso de planificación se gestiona a través del Product Board.
Conclusiones
Existe una imbricación directa entre el Product Management y el proceso de Customer Development. El segundo genera los inputs necesarios al primero para mantener un ciclo de vida y salud del producto apropiados. ¿Cuántos productos han salido al mercado y han sido un rotundo fracaso? Innumerables. Compaginar ambos procesos nos permite reducir el riesgo que supone incluir nuevas funcionalidades en un producto o lanzar un producto desde cero. Si lo hacemos, sabremos que aquello que llevemos a mercado será un éxito. Quizá no se parezca mucho a la concepción inicial que teníamos, pero ahí reside el éxito, hemos “evolucionado” nuestra idea original, que nadie estaría dispuesto a usar, a un producto que tendrá buena acogida en los segmentos que hemos validado.